Cuidado con el aquaplaning

Cuidado con el aquaplaning

El aquaplaning se produce cuando el neumático no es capaz de evacuar el agua que se acumula delante de él al girar. Los neumáticos deben evacuar entre 5 y 10 litros de agua por segundo, aproximadamente, así que cuando no son capaces de hacerlo, el agua se sitúa bajo el neumático elevándolo y el conductor pierde el control del vehículo.

 

Si comienza a notar el aquaplaning (sensación de flotar sobre la superficie del agua) debe dejar de acelerar y no mover el volante (siempre y cuando no haya pérdida de trayectoria inicial). No debe frenar bruscamente para no desplazar el punto de aplicación del peso hacia delante y aumentar la probabilidad de sobreviraje. Pero si no puede evitarlo y se produce, reduzca la velocidad para dar tiempo a que el dibujo del neumático canalice el agua hacia los lados del neumático y circunferencialmente.

Si hay agua sólo en un lado de la calzada hay que intentar, dentro de lo reglamentario (no invadir el sentido contrario, no circular por el arcén, etc.) que pasen las cuatro ruedas por el gran charco.
 


El cuidado de los neumáticos, fundamental

 
  • Los neumáticos deben tener la presión adecuada: no es recomendable disminuir la presión, disminuye el agarre, aumenta la deriva (movimientos transversales) y aumenta la probabilidad de aquaplaning.
 
  •  Es recomendable que los neumáticos tengan un dibujo adecuado. El mínimo es de 1,6 mm en las ranuras de la banda de rodadura; no obstante, con lluvia intensa, con 2 mm de profundidad, un turismo medio puede sufrir aquaplaning a velocidades en torno a 60 – 70 km/h.
 

Si hay dos neumáticos con mejor dibujo (más nuevos) es primordial que estén situados en el eje trasero. Un trompo es prácticamente imposible de corregir si sorprende al conductor.