«Invertir en formación es invertir en vida»

«Invertir en formación es invertir en vida»
 

El presidente de la Confederación Nacional de Autoescuelas, Enrique Lorca, defiende en la Jornada «Retos y desafíos de la formación vial» cambios importantes en el modelo de enseñanza para los futuros conductores, incluidos los exámenes teórico y práctico.

La jornada, celebrada hoy y organizada por Aesleme, Fundación Mapfre y Fesvial, contó con la participación de prestigiosos expertos y autoridades. Intervinieron: Mar Cogollos (Aesleme), Luis Montoro (Fesvial), Jesús Monclús (Fundación Mapfre), Pedro Cifuentes (profesor de Formación Vial), Enrique Lorca (CNAE) y Miguel González (PAD). Moderó la periodista Marta Solano.





El debate principal se centró en si la clase presencial es o no necesaria para formar buenos conductores. Predominó abrumadoramente la opinión afirmativa. Lorca sostuvo que las autoescuelas llevan 20 años utilizando procedimientos digitales como herramienta complementaria para impartir la clase teórica, pero la sensibilización hace ineludible la enseñanza presencial. «La Confederación está convencida de la necesidad de implementar unos módulos de concienciación, a través de los cuales logremos que los alumnos interioricen unos comportamientos que los hagan conductores seguros. Es algo fundamental, si queremos que disminuya la siniestralidad vial. Nuestra postura es clara: abogamos por un sistema mixto (presencial y virtual) que nos ofrezca una buena enseñanza de la conducción. Invertir en formación es invertir en vida».

»Me gustaría señalar también que nuestro modelo formativo depende del sistema de examen, cuya prueba teórica fomenta la memorización. Habría que introducir los vídeos de percepción del riesgo y los cuestionarios de multirrespuesta, para que el aspirante a conductor tenga que razonar y demostrar que sabe el porqué de las normas.

»En el examen práctico, padecemos una crónica escasez de examinadores que trastoca los planes de enseñanza. Además, acabamos de presentar ante la DGT un sistema digital que, mediante un GPS, registra las prácticas de los vehículos de autoescuela, a fin de que los profesores puedan acreditar que sus alumnos han conducido un mínimo de kilómetros por carreteras convencionales y por autopistas o que han dado cierto número de clases por la noche, etc., aunque algunas de estas prácticas no se hagan después en la prueba de circulación. Es inconcebible que, habiendo perdido la vida en una carretera convencional más del 75% de los fallecidos en accidente de tráfico, en muchos sitios no se circule por una vía de estas características durante el examen práctico, pero es que a veces resulta materialmente imposible. ¿Significa eso que tengamos que renunciar a preparar del mejor modo a nuestros alumnos? Ni mucho menos. De ahí nuestra propuesta a la DGT».

En España la formación vial no es obligatoria

Inauguró el acto el director general de Tráfico, Pere Navarro, quien resumió el espíritu de la reunión con una frase: «Ahora toca la Educación y la Formación Vial». Jesús Monclús se preguntó «si no era preferible concienciar y sensibilizar y no esperar a que se produzca la sanción o el siniestro; la vida es presencial; la sensibilización también debería serlo; pensemos en las víctimas». Para Miguel González, «el modelo actual de formación vial carece de atractivo entre los jóvenes; no considero necesaria la presencialidad». Luis Montoro fue taxativo al respecto: «El modelo puramente digital no sirve para educar. Se suele confundir la instrucción con la formación y lo cómodo con lo eficaz; por si no bastara, quienes se preparan sin acudir a clase suspenden más». Según el presidente de Fesvial, «Somos de los pocos países europeos que no cuentan con una formación vial obligatoria. Para colmo, el examen actual no es muy inteligente. Celebro la idea de CNAE de acreditar que el alumno ha practicado por lugares donde no va a transcurrir el examen. Toda formación es poca. Mucha gente no se da cuenta de que en esta actividad el riesgo se comparte con (o se impone a) los demás».

En opinión de Pedro Cifuentes, «los exámenes actuales no son adecuados» y añadió: «Hay que reivindicar la figura del profesor y me parece indiscutible la formación presencial». Mar Cogollos defendió la educación y la formación viales a lo largo de todo el ciclo vital y dijo: «La decisión más importante que tienen que tomar los padres con respecto a sus hijos no es dónde van a estudiar, sino dónde se van a sacar el permiso de conducir. A causa de la pandemia, hemos tenido que prescindir de las clases presenciales; pues bien, los profesionales de los institutos con los que trabajamos nos han dicho que están deseando que nuestras charlas sean otra vez en el aula. Mi propuesta es que, después de haber aprobado el teórico y antes de subirse al coche, los aspirantes a conductores cursen unas horas obligatorias sobre percepción del riesgo y cambio de actitudes. Hoy ni los ciclistas ni los conductores de VMP reciben formación alguna. En la fórmula ‘movilidad sostenible y segura’, hay un error: la seguridad va antes».

La autoescuela, pilar fundamental de la estrategia de seguridad vial

Después hubo un coloquio en el que intercambiaron impresiones sobre los planes estratégicos en marcha el presidente de la Comisión sobre Seguridad Vial del Congreso de los Diputados, Juan José Matarí, la directora de Tráfico del Gobierno vasco (Trafikoa), Sonia Díaz de Corcuera, y el director del Servei Català de Trànsit, Juli Gendrau.

Cerró el acto el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien hizo la siguiente reflexión: «Es necesario formarse a lo largo de toda la vida, y empezar cuanto antes, ya que la infancia es clave para la fijación de los valores como el sentido de la responsabilidad y la prudencia, tan importantes después para circular por las vías abiertas al tráfico. Sin embargo, el niño da paso al joven y éste va a la autoescuela, que es un pilar fundamental de la estrategia de seguridad vial, ya que la formación es una herramienta de contrastada eficacia para prevenir los accidentes. Pero la cosa no acaba aquí; con el tiempo, desarrollamos malos hábitos que pueden degenerar en sistemáticos incumplimientos de las normas; por eso la formación continua es imprescindible».