Drogas y conducción: la Fiscalía endurece su postura

Drogas y conducción: la Fiscalía endurece su postura

 

Ha enviado a las policías de Tráfico un Acta de Signos unificada, que facilitará la recogida de pruebas y la determinación de los efectos del consumo de drogas al volante, así como la posible derivación de un caso a la vía penal.

 

Bartolomé Vargas, fiscal de Sala de Seguridad Vial, anunció el 19 de julio que había enviado a todas las policías de Tráfico un oficio para que, a partir de ahora, los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado con competencias en materia de Tráfico realicen las mismas pruebas para determinar la influencia de las drogas en las capacidades de los conductores. Incluye criterios para la realización de atestados en base a una valoración conjunta (positivo en la analítica, el propio Acta de Signos y el registro de alguna maniobra extraña durante la conducción). 

El Acta de Signos, estandarizada y única, contempla detalles como alteraciones en el habla, el grado de colaboración del investigado, su agresividad, su euforia o si está adormilado. También se especificará si el conductor tiene una sudoración inapropiada, esnifa habitualmente, huele a alguna sustancia o lleva las ropas desarregladas.

El reconocimiento constatará cómo es la expresión verbal del conductor durante el test, su orientación espacial, temporal y personal, aspectos como la coordinación motora o la percepción visual y auditiva. Además, se le realizará un análisis de la pupila: tamaño, seguimiento de la luz y otras pruebas que, tal y como está comprobado científicamente, determinan la intoxicación por droga.

Las pruebas de detección de drogas en la saliva y en sangre permiten deducir un consumo reciente de la droga en cuestión, pero, a diferencia de lo que ocurre en el caso del alcohol, «no permiten dar por probada la influencia en las aptitudes psicofísicas del conductor a partir de un determinado nivel de concentración de la sustancia en la saliva», explica la Fiscalía en una nota de prensa.

Para constatarlo es necesario acudir a elementos adicionales. Por ello, se llevará a cabo por parte de los agentes esta diligencia de signos externos, única y estandarizada. Los indicadores recogidos en la misma son, según el fiscal, «lo suficientemente descriptivos para la valoración judicial de la situación en la que se encuentra el conductor, a los efectos de la acreditación de los elementos del tipo penal».

Vargas explicó que, con los datos obtenidos en estos test, los agentes decidirán si se abre un expediente administrativo o si se presenta un atestado por delito contra la seguridad vial en su modalidad de conducción bajo la influencia de las drogas. Si esto último ocurre, «no significa que vaya a haber una condena, sino que, como cualquier otro caso, se abre una investigación forense».

Ante la posibilidad de que el juicio se produzca mucho tiempo después del suceso, los agentes tienen permiso para grabar a los infractores examinados, a fin de ofrecer una prueba de lo que se incluye en el Acta de Signos, que pueda ser usada en el proceso judicial. 
 

Además, y como ocurre con el alcohol, los agentes podrán dar parte de los signos detectados cuando se produzca alguna falta o una conducción manifiestamente irregular, aunque no haya un positivo previo en la prueba de saliva, o si el conductor se niega a hacerla.

 

Objetivo: la concienciación

 
El fiscal de Sala de Seguridad Vial quiere que este método sirva de «concienciación» para los ciudadanos después de los datos que la Dirección General de Tráfico (DGT) y el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF) han hecho público: el 44% de los fallecidos en carretera en 2018 habían consumido droga. Esto supone una tendencia al alza en el consumo de estas sustancias, que se incrementa en casi 9 puntos porcentuales desde el 2008 al 2018.

La Fiscalía señala que «la respuesta penal es muy limitada». En 2018, sólo se instruyeron 251 diligencias penales de los 49.890 positivos detectados. «Hasta ahora casi no llega nada al juzgado, se queda todo en una sanción administrativa», lamenta el fiscal.

Su objetivo, según ha comentado en rueda de prensa, es que, junto con la prevención y la educación, estas pruebas sirvan de disuasión para los conductores y que se conciencie a la sociedad del peligro del consumo de estas sustancias cuando se viaja por carretera. «Queremos que, con las drogas, se produzca el mismo rechazo social que hay con el alcohol»